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Autoestima

Valorarnos es clave para nuestro bienestar, pero parece que pasa al olvido.


Nadie nos ha enseñado cómo ser nuestro mejor amigo y principal amante. La mayoría podemos ser muy duros con nosotros mismos, sin saber que ese no es el camino. Valorarnos, apreciarnos y tratarnos con cariño deberían ser nuestras prioridades, sobre todo si queremos alcanzar el bienestar tanto emocional como social.


El problema es cómo hacerlo, de qué forma podemos iniciar ese proceso de desarrollo personal para fortalecer nuestra autoestima, ya que si practicamos el amor propio muchas de nuestras dificultades diarias pueden desaparecer o al menos, perder fuerza y comenzar una vida saludable, aún mejor de la que crees.



Para entender qué es la autoestima tenemos que comprender que nuestra mente funciona como un espejo. En ella se refleja todo aquello que captan nuestros sentidos de una manera particular. Funciona como si todo aquello que percibe -a través de ellos- fueran las piezas de un rompecabezas, que tienen que encajar de alguna manera.


No solo eso, sino que se pone contenta cuando lo consigue y se puede enfadar un poco cuando no lo hace, es parte de sentir realmente y reconocer nuestras emociones. En este espejo tan especial también tienen una imagen las personas que nos rodean y, por extensión, nosotros. Esa imagen no es otra que nuestra autoestima.


¿Por qué es importante la autoestima?


La autoestima está presente en todo lo que hacemos, es el ingrediente que le añadimos a todas nuestras acciones. Así, la manera en la que nos vemos va a condicionar las metas que elijamos o cómo tratemos a otras personas.


Si contamos con una autoestima baja, preferimos metas que estén claramente por debajo de nuestra capacidad de desempeño. Por otro lado, mermará las posibilidades de salir de nuestra zona de confort.


La baja autoestima también afectará a las relaciones que mantengamos con los demás. Es una fuente de “falsa timidez” y una enorme excusa para ser asertivos. Nos coloca en inferioridad frente a los demás y hace que actuemos como tal.


Además, nos hará desarrollar pensamientos negativos como por ejemplo:


“Una persona recibe una recompensa que merece y sin embargo puedes ver en sus ojos como piensa que no es así”.


De esta manera, una imagen sesgada negativamente de nosotros mismos nos impide disfrutar de lo que conseguimos y, por lo tanto, celebrarlo como se merece.


¿Qué caracteriza a una sana autoestima?


Una autoestima sana carece de la ceguera y la competitividad que parte del egocentrismo. Es vulnerable para permitir que los sentimientos lleguen a su propia esencia, para formar parte de su configuración. Además es justa, tanto con los fallos como con los aciertos, y tiene en cuenta el valor de la intención.



De ella parte el amor, la generosidad, la entrega, porque en ella está escrito que también tenemos algo valioso que dar. Algo que puede hacer mejor a una familia, a un grupo de amigos, a una sociedad o al mundo entero. Finalmente, como somos conscientes de este valor, nos permitimos recibir el agradecimiento que nos envían o, incluso, premiarnos a nosotros mismos.


¿Cómo podemos conseguir una buena autoestima?


Elegir acertadamente los retos a los que elegimos enfrentarnos, de manera que en el camino podamos potenciar fortalezas y limar nuestros puntos débiles, puede ser uno de los primeros pasos.


Si pensamos que la consecución de nuestro objetivo está muy lejana en el tiempo, es bueno que nos pongamos pequeñas metas intermedias que nos aporten la satisfacción de alcanzarlas. 


Saber tomar en cuenta y dar la importancia necesaria a las opiniones que nos aportan será la nota final para para tener una buena autoestima.  

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