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El impacto del TLP en la familia

¿Cómo abordar el Trastorno Límite de la Personalidad si un miembro de mi familia fue diagnósticado?

 

Se estima que el 1.6% de la población mundial padece del Trastorno Límite de la Personalidad – TLP. A Pesar de su prevalencia, este trastorno se encuentra invisibilizado por nuestra sociedad, de modo que, quienes lo padecen, deben lidiar con ser marginados en muchos sentidos.


El impacto del TLP en la familia también es un tema importante, aunque a menudo no es tomado en cuenta.



Impacto del TLP en la familia


El Trastorno Límite de la Personalidad es una condición compleja que se asocia, ante la impulsividad y la inestabilidad emocional, con comportamientos de alto riesgo, por ejemplo: los consultantes (pacientes) desarrollan actitudes compulsivas que se pueden traducir en abuso de sustancias y/o bebidas alcohólicas, atracones de comida, mayor probabilidad de involucrarse en conductas sexuales de riesgo, ideación autolesiva y/o suicida, compras masivas y conflictos interpersonales.


Todo esto tiene un impacto directo en el bienestar del consultante y quienes forman parte de su círculo inmediato. En efecto, el impacto del TLP en la familia no es menor: la evidencia indica que todos los familiares, cuidadores y amigos de consultantes con algún trastorno mental desarrollan sentimiento de agobio y frustración.


A pesar de ello, y tal y como sugieren algunos investigadores, el deterioro del bienestar puede ser mayor en las familias con uno de sus integrantes diagnosticado con TLP.


Una pregunta que nos hacemos en este caso es:


¿Qué ocurre si en mi familia aparece el diagnóstico de TLP?


Algo que podemos identificar en algunas familias o en la mayoría, es que podemos tener un integrante que suele estar en líos, que al parecer no encuentra el modo de adaptarse a la realidad, no es autónomo o tienes serios problemas para relacionarse con los demás y, por supuesto, esto no será ajeno al resto de la familia llegando incluso a desencadenar o provocar momentos de tensión afectando el desarrollo habitual en su entorno. Hasta aquí, parece que no hemos dicho algo nuevo; sin embargo, cuando llegamos a evidenciar otros síntomas como, por ejemplo, reiteración de las características antes indicadas, inicio en el abuso de sustancias u otros más graves como detallamos anteriormente, ya no estamos frente a una conducta que podamos dejar pasar; lo que sí pasa es que al identificar que se trata de un diagnóstico, hay una causa probable.


Ahora bien, hemos identificado una causa probable: TLP, y hay profesionales y un programa de atención para poder atender el trastorno y que no es una situación aislada o nueva, que hay procedimientos basados en la evidencia que nos proporcionan una alternativa. Aun así, tanto el consultante como los familiares deberán transitar por la noticia, afrontarla y llegar a entender que más allá de una solución inmediata, cada uno de ellos asume un compromiso consigo mismo y con el familiar.


¿Qué podría suceder?


A continuación, compartimos una serie de situaciones bajo la premisa de que el TLP, derivado de la desregulación emocional que llega a presentar el consultante, no es intencional sino una respuesta a la desregulación que en ese momento no es atendida:

Alteración de las relaciones interpersonales


Las peleas, los conflictos y los altercados en la comunicación son muy frecuentes entre el círculo íntimo de los consultantes con este diagnóstico. Ocurre en dos sentidos: en la relación con el propio paciente, ya que su personalidad disruptiva se traduce en una inestabilidad en las relaciones; y, por otro lado, en la relación con otros familiares y amigos, puesto que la situación pone al límite el compromiso de todos y cómo obrar al respecto.


Sentimiento de duelo, tristeza y arrepentimiento.


La evidencia señala que los sentimientos de duelo, tristeza y arrepentimiento se manifiestan en casi todas las familias donde tenemos un integrante con este diagnóstico. Esto puede ocasionar desajustes emocionales que impactan al cuidador o al familiar.


Entre muchas otras situaciones, se pueden presentar signos de ansiedad y depresión, así como el aumento de estrés. Con frecuencia esto pierde visibilidad y se procede a ocultar los sentimientos de cara a la sociedad.


Descuido de la salud física y emocional propia


Lo anterior deriva en un descuido de la salud física y emocional. Muchos aspectos de la vida propia se hacen a un lado para atender las necesidades del consultante, en especial si hablamos del papel de hijo o pareja. El deterioro es progresivo y muchas veces los familiares o cuidadores no se percatan de ello. No es poco frecuente que se presente un quiebre en la familia debido a la acumulación de todo esto.


Debido a los argumentos expuestos, el impacto del TLP en la familia se puede traducir en trastorno por estrés agudo, trastorno por estrés postraumático, trastorno de ansiedad y depresión. Ciertamente, lidiar con las manifestaciones del TLP no es fácil, y la presión social puede jugar en contra en cuanto a la entereza y la disponibilidad que debe mostrar los familiares en relación con el consultante.


¿Qué podemos hacer?


Vamos a ver una serie de pautas que se pueden seguir en familia, teniendo en cuenta la generalidad de los casos, pero cada paciente, cada familia, es única, y los procesos hay que trabajarlos individualmente:

Una pausa… haber encontrado una posible razón para iniciar en la comprensión de la conducta de nuestro familiar podría conducirnos a querer resolver todo en el instante. En atención al consultante y a la familia, como parte de la psicoeducación que brindamos solemos utilizar el siguiente ejemplo para iniciar con la pausa mencionada:


“… no hablamos de una cura ya que el consultante no llega a nuestro consultorio para atención de una bacteria o un virus que tenga una prescripción médica… hablamos de la conducta, que como tal, estará influenciada por el medio al que estamos expuestos en cada etapa de nuestras vidas; el aporte que el tratamiento le brinda a la persona con el posible diagnóstico de TLP es mejorar la gestión emocional para mitigar la respuesta y reacción a las situaciones dolorosas y/o difíciles que les toca enfrentar, de un modo más efectivo y cuidando la integridad física y mental con resultados favorables no solo para el consultante sino, también, para las personas de su entorno inmediato"



Un paso a la vez, el cuidado de la persona con el posible diagnóstico de TLP está relacionado también al cuidado que el familiar o cuidador tiene de sí mismo en una simbiosis donde ambas partes pueden tener una vida que valga la pena ser vivida.



¿Qué puedo hacer cómo familiar?


Usemos la dialéctica


Comprender nuestro presente y el de nuestro familiar también va unido al pensamiento de tener una esperanza y de haber encontrado una solución, de afrontar la situación y buscar, a partir de ello, el siguiente paso; y a partir de aquí empezamos a elaborar nuestro plan.


Trabaje en una sola cosa a la vez


Con calma, al iniciar este proceso no debemos dejar de lado la conciencia de que nuestro familiar puede presentar algunas de las siguientes características como se muestra en el diagnóstico de trastorno límite de la personalidad: baja tolerancia a la soledad, pensamiento dicotómico, desregulación de las emociones, entre otros.


Una sola cosa a la vez también implica no realizar cambios bruscos en la atención y trato para con el familiar: mantenernos en lo conocido, en la dinámica familiar, realizando y atendiendo a nuestras responsabilidades como es debido; puesto que, si se atiende a cambios bruscos sumados a mensajes implícitos de que el familiar logrará superar “su situación”, lo que estamos haciendo es cargar de una responsabilidad sujeta a una mejora del ambiente familiar; entonces, el mensaje para el familiar con el posible diagnóstico, más allá de la esperanza será el hecho de que es quien está cometiendo un error y que, al fallar, la situación o el ambiente puede empeorar. Definitivamente, no es el mensaje más alentar para quien atraviesa por un momento vulnerable.


Afrontar


Un familiar con el posible diagnóstico de TLP puede presentar una desregulación emocional tal, que, al sentirse vulnerado, puede llegar a mostrarse crítico o hiriente y no, no es una situación que la persona desee, es la respuesta a la desregulación; en este caso, evite ponerse a la defensiva frente a acusaciones y críticas, evite tomarse los ataques de manera personal: aunque en ocasiones puedan llegar a ser acusaciones muy injustas y duras. No caer en la discusión, o involucrarse en el intercambio de palabras, junto a una escucha activa es la mejor actitud que se puede mostrar.


Importante: ante una situación como la que se describe líneas arriba, esta resulta útil para conocer lo que en ese momento nos puede ayudar también a evitar o dejar de hacer por el bien del familiar; aplicar la escucha activa también implica no intentar resolver todo de inmediato y evitar frases como: “no es para tanto”, “así no se arreglan las cosas”, ¿“ya terminaste?” u otras.


También pueden presentar otro tipo de comportamientos como autolesiones, actos impulsivos, otras formas de daño autoinfligido, etc; con la finalidad de aliviar el sentimiento de dolor o vacío.


¿Qué pueden hacer los familiares?


No ignorar estos comportamientos, tal como lo indicamos anteriormente, referimos la escucha activa y el hecho de no tomarse la situación a título personal; así también, es importante identificar o evaluar qué puede estar activando estas situaciones en el familiar, es decir, prestar atención, no solo cuando aparecen. Un punto muy importante aquí es también la validación, el reconocimiento del momento presente para poder, a partir de ello, establecer una acción, que no necesariamente es atacar al familiar, invalidar, minimizar o negar sus sentimientos, asegurándonos de hacerle saber que entendemos lo que nos comunicó.


Una vez que la situación llegó a picos menores de tensión, describa la situación que lo pudo incomodar o lastimar con actitud de no juzgar – recuerde, no es contra usted -, explique cómo se sintió y comparta cómo, para usted, esta situación puede mejorar en adelante. No vamos a evitar que la situación se repita; sin embargo, poco a poco, haremos que la situación sea cada vez más loable y menos dañina. También seamos conscientes de lo que el familiar puede realizar o lo que va a necesitar para empezar a mejorar, si desea que lo podamos ayudar/involucrar en ello llegando a acuerdos iniciales que beneficien a todos.



Hablamos de cómo actuar frente al familiar ante una situación de crisis y de la posibilidad de identificar qué lo puede estar activando; sin embargo, también es importante recalcar que el familiar no es el único que vive en el entorno y son los familiares quienes tienen que actuar en conjunto con otros procurando un ambiente validante y de unidad. Las inconsistencias o desacuerdos entre miembros de la familia alimentan conflictos.


Hay límites en cuando a la tolerancia que también deben ser tomados en cuenta:


Hablamos de la escucha activa; sin embargo, si somos conscientes de que una situación difícil podría superarnos, no toleremos la agresión verbal o física y procedamos a retirarnos momentáneamente, recordemos que el familiar también está viviendo un pesar y dentro de todo ello también hay una persona que necesita ayuda.


Tener un pariente o un ser querido con este trastorno puede ser estresante, y los familiares o cuidadores pueden actuar involuntariamente de formas que pueden empeorar sus síntomas.


Información: Terapia para cuidadores y familiares


La psicoeducación es clave para poder comprender y aprender del Trastorno Límite de la Personalidad donde es válido que el familiar también sienta que necesita apoyo para poder afrontarlo.


Permitir que el familiar o ser querido desarrolle habilidades para comprender y apoyar a la persona con trastorno límite de la personalidad, a la par que estas habilidades también son de ayuda para sus relaciones en día a día y en diferentes ámbitos.


Centrarse en las necesidades de los miembros de la familia para ayudarlos a comprender los obstáculos y las estrategias para cuidar de alguien con este trastorno.


Un buen ambiente familiar


Encontrar tiempo para dialogar. Charlas sobre temas ligeros o neutros son útiles. Programe momentos para esto si es necesario. Cuando los miembros de la familia toman tiempo para hablar de asuntos no relacionados con la enfermedad, van a alentar y reconocer los aspectos saludables de la identidad y el desarrollo de nuevos intereses.



Conclusión


Ciertamente, el diagnóstico como la gestión de la condición pueden suponer un reto para los familiares y amigos. Los sentimientos relacionados con el desconcierto y el agotamiento físico son comunes entre ellos. Conocer el impacto del TLP en la familia y saber qué hacer para procesarlo es de vital importancia para abordar el trastorno de manera holística.


El objetivo es generar consciencia sobre cómo los trastornos mentales afectan al consultante (paciente) como a sus familiares; sin que esto tenga una connotación negativa, sino de responsabilidad con las personas que están en nuestro círculo inmediato y con nosotros mismos. La gestión del trastorno, el compromiso social y el tratamiento deben tenerlos en cuenta para obtener resultados efectivos. Solo una visión integral de la situación permitirá abordarlo adecuadamente.


La Terapia Dialéctico Conductual es la especialidad basada en evidencia que le brinda al familiar con el posible diagnóstico de TLP y a sus familiares todo un programa para buscar prevalecer la integridad física, mental y emocional de la persona y ser el apoyo necesario para que pueda lograr una vida que valga la pena ser vivida.


 

Psicoterapeuta Milena Jara

Terapeuta TCC / DBT / EMDR

Grupo de Entrenamiento en Habilidades DBT

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